Tuesday, July 11, 2006

Píldora

Aquella larga espera por escuchar tu voz se comprimía en la píldora que yacía en la mesa, a mi derecha, junto a mi cama. Meditaba. ¿Debía tomarla o no? Si bien sentía que un pistón enlataba mis latidos, me debatía entre la contracción o el elongamiento de mi antebrazo. Detenerlos; para que más tarde el tumulto de sangre, color púrpura y a punto de reventar, me causara más dolor, o seguir derramando el vapor condesado por la válvula de escape, liberando presión, con la esperanza de que la máquina algún día vuelva a emprender su rumbo. En mis sudorosas manos estaba la decisión.

Sentía aquel vacío. Tarde comencé a reaccionar. Mis sentidos recuperaban agudeza, el tapón de melancolía se fundía en aquellos cálidos ríos de roja pasión; ahora que fluyen velozmente por los ductos subcutáneos. Coloqué mis pies sobre la rugosa superficie de la alfombra que tapizaba mi habitación. Y así fue durante varias lunas. Y así continuó la travesía.

Pero la avería llegaría de nuevo. Arriba, conversaba conmigo mismo, sentía ya haber estado aquí. Al bajar unos tres niveles, encontraba una inconsistencia: yacía en la misma alcoba, bajo similares circunstancias, pero esta vez no sentí la necesidad de mirar a mi derecha.

Fue entonces cuando comencé a asustarme...

No comments: